De regreso a la montaña

De regreso a la montañaHace ya algunas semanas que teníamos la intención de regresar a pedalear en la montaña pero no se había presentado la oportunidad. Nos invitaron a rodar de noche en la primavera así que no lo pensamos dos veces y nos lanzamos de regreso a la montaña.

La cita de la aventura estaba marcada a las 19 hrs en el fraccionamiento El origen, el cual se encuentra al pie del bosque por el lado de Santa Anita, la intención era subir a la Torre Planillas, aka Torre 1. Dado que tenía alrededor de 6 meses sin pedalear en mi bici de montaña, me encontraba sumamente emocionado y si a esto le agregamos que la experiencia sería de noche y estrenando mi lámpara, no se podía pedir nada más.

Inicia la travesía

Arrancamos y la famosa subida la tronadora nos dió la bienvenida, pronto recordé lo que es pedalear en la montaña y lo exigente que puede ser sobre todo si comienzas la ruta con un ascenso. Agarramos un buen ritmo por el empedrado que te lleva al Bosque Universitario, yo iba un poco «deslumbrado» con el desempeño de la lámpara, al dar una excelente luz por lo que podía ver sin problemas el camino. Habíamos acordado que al llegar a la «Y» giraríamos a la derecha para bajar al portón que es el punto en el cual inicia el ascenso a la Torre Planillas.

Al llegar a la «Y» me detuve para esperar a mis compañeros, Rafa llegó prácticamente atrás de mi y me dijo vamos al portón, por lo que continuamos, de la «Y» al portón es descenso, lo que ayudó a relajar un poco las piernas que iban apretadas por el trabajo y recordando lo que era el ciclismo de montaña. Una vez reagrupados en el cancel iniciamos el ascenso hacia la torre.

De regreso a la montaña

Subiendo a la torre

El ascenso fue tal como lo recordaba… son poco menos de 8 kilómetros que se hacen largos, la pendiente que tiene es exigente y que te obliga a tomar un buen ritmo para ir trepando poco a poco. Comencé a sentir los efectos de la subida y de la falta de rodar en MTB, si bien me sentí bastante bien hubo zonas en las que sentí falta de fuerza en las piernas, tuve que bajarme en un par de ocasiones al perder la cadencia con alguna piedra.

Hicimos otro par de paradas para reagruparnos, una fue en el primer mirador, la segunda no recuerdo el lugar exacto, solo escuché que me dijeron aquí nos vamos a esperar pero yo iba tan concentrado pedaleando que seguí subiendo unos 50 metros más cuando reaccioné y vi que no venía nadie atrás de mi, afortunadamente reaccioné y me regresé para esperar a los que venían un poco rezagados.

Finalmente atacamos la parte final del ascenso, el cual ya fue corto, al hacer este par de paradas hizo que el ascenso fuera menos desgastante, al ser mi regreso a la montaña a mi me cayeron muy bien estos tiempos de recuperación. Arriba en la torre estuvimos poco tiempo, se sentía bastante fresco.

De regreso a la montañaDescubriendo el géiser

Para el regreso antes de atacar el descenso, decidimos internarnos en las faldas del cerro planillas para ir a conocer un pequeño géiser, aquí te internas en una zona que rara vez es transitada lo que hace que el bosque se encuentre en un estado más virgen y completamente cerrado, vas entre los árboles, el piso se encuentra completamente lleno de agujas de los pinos, es asombroso, si a todo esto le agregas el que vas de noche con una lámpara que ilumina 20-30 metros adelante de ti la experiencia se convierte en algo mágico.

Íbamos pedaleando cuando Rafa se detuvo y nos indicó la dirección en la cuál se encontraba el géiser, así que dejamos las bicicletas en el camino y fuimos hacia el. Al llegar vimos como salía del suelo vapor, me acerqué para ver de dónde provenía y solo puedes observar un pequeño orificio de unos 50 centímetros de diámetros del cual se emana el vapor. Cabe recordar que en el bosque existe el volcán «La Primavera», y es el origen de que tengamos este espectáculo tan especial.

El descenso

Finalmente solo nos quedaba el descenso, para este punto vi que mi lámpara me indicaba que tenía media carga, al ser la primer ocasión que la usaba decidí bajarle la intensidad para ahorrar energía y no quedarme sin luz en alguna parte del regreso. Bajé mucho más lento que de costumbre, la falta de práctica hizo que fuera mucho más precavido de lo normal. Al finalizar la bajada me sentí muy contento del regreso a la montaña, simplemente lo necesitaba.

De regreso a la montaña

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