En esta ocasión teníamos planeado desde hace una semana el recorrido a conocer la Torre San Miguel, aka Torre 3, en el bosque de la Primavera. Dado que cubriría la ruta solo decidí no irme tan temprano, aunque si deseaba comenzar a rodar con los primeros rayos del sol, por lo cual tenía planeado estar despertando alrededor de las 6:30 hrs para estar pedaleando alrededor de las 7:00 hrs.
Comencé a pedalear a las 7:50 hrs, un poco retrasado en cuanto a lo planeado, pero en este momento eso ya era totalmente secundario, la ruta a seguir era «Postes-Torre 3-Postes», en mas de una ocasión había escuchado que la torre 3 es la reina de las torres de vigilancia, que es la que se encuentra más alejada y que es pesada la ruta, así que estaba decidido a ver si realmente es más miedo el ir o si la ruta es exigente en cuanto a fondo físico.
La mañana era solo un poco fresca, a pesar de que habíamos tenido un frío atípico durante la semana, ocasionado por una tormenta invernal que incluso nos trajo agua nieve en algunas zonas de la ciudad. Allí iba calentando las piernas en la subida inicial, iba por la prolongación Mariano Otero, mis piernas parecía que estaban enteras y dispuestas a pedalear, decidí dejar de pensar en la pequeña molestia en la rodilla izquierda y me centré en simplemente pedalear y disfrutar de la ruta.
Llegué al ocho y medio, me detuve un instante para quitarme el rompevientos, ya no era necesario y aproveché para preguntarle al guardabosques por la ruta a la torre, hay que recordar que es algo nuevo para mi y a pesar de que estuve revisando en internet no tenía la certeza del punto en el que se debe uno desviar a la derecha, desafortunadamente no le contestaron al guardabosque por el radio así que decidí seguir mi periplo.
El camino sigue subiendo un poco después del ocho y medio, si acaso otros tres kilómetros para después comenzar a bajar, lo que hace que esta parte del recorrido sea muy rápida y vas disfrutando como enano, al ir brincando cada rampita que te encuentras, en este momento no te pones a pensar que hay que subir todo ello que bajas, simplemente te dejas llevar y te vas internando en el bosque. Llegué al punto del que sales cuando bajas por los toboganes y fue que decidí detenerme y admirar todo el alrededor, había una algarabía de pajaritos cantando que alegraba el momento.
Seguí mi recorrido, y comencé a recorrer una zona en la que nunca me había internado, fue entonces que a unos 100 metros frente a mi vi un venado cruzar el camino y perderse del otro lado, hace muchos años que no me topaba con venado en alguno de mis recorridos, lo cuál le dio un toque especial a mi rodada. No habían pasado ni 10 minutos cuando vi que un perro comenzó a correr sobre el camino, pero entonces pensé es un coyote, aceleré para ver si era posible alcanzarlo, pero cuando el camino giró levemente hacia la izquierda se me perdió de vista, se veía majestuoso, con su pelaje color pajizo y su larga cola.
Estaba muy emocionado después de estos dos encuentros con la vida salvaje y fue entonces que reparé que necesitaba revisar si iba por la ruta correcta, afortunadamente logré tomar señal en mi celular, por lo que estuve allí revisando el mapa y por un momento vi que iba de forma correcta, así que decidí seguir pedaleando, pero el camino seguía cuesta abajo, lo cual después de revisar nuevamente me percaté que me iba alejando del punto marcado como torre 3, entonces comencé mi regreso.
En este punto me surgió la duda de si lograría encontrar la torre o si tendría que claudicar en el intento y posteriormente reintentarlo, me iba deteniendo cada dos kilómetros revisaba el mapa y bueno al parecer me acercaba, cuando de pronto vi que iban saliendo unos ciclistas por una brecha, aceleré para preguntarles cuál era la ruta para la torre, uno de ellos al parecer el guía del grupo, me dijo: «toma la brecha por donde salimos y baja a un camino arenoso, allí giras a tu derecha y síguelo, ese te llevará a la base donde comienza la subida», y así fue.
Gracias a ese compañero biker, logré llegar al inicio del ascenso a la torre, en cuanto comienzas te topas con un muro que si bien es corto tiene un pendiente sumamente inclinada, probablemente de unos 30º o más, subes esa parte y se pone un poco menos inclinado y eso hace que sea mas sencillo ir trepando, aunque eso es solo el comienzo de lo que viene.
El ascenso es agotador, fue entonces que recordé que le llamaban la torre reina, y entendí el por qué, agarré el mejor ritmo posible y fui trepando poco a poco, el camino serpentea primero hacia la derecha y después hacia la izquierda, vas rodeando el cerro y ves como poco a poco vas subiendo, mi bike comenzó a darme ciertos problemas con el desviador trasero, se desajustó un poco lo que originó que al poner el cambio en el piñón más grande brincaba la cadena y se atoraba entre el casete y la masa, esto me ocurrió en tres ocasiones que si bien cortaba el ritmo de ascenso me dio un respiro.
Hubo un momento en que escuché algún animal caminando por la ladera, por lo que decidí asomarme y logré ver un gato montés descendiendo, se veía imponente y muy hermoso, retomé el camino y no lograba ver la torre por ningún lugar, ya se me hacía un poco largo el camino, cuando al girar hacia la derecha logré verla al fondo, levantándose imponente entre las copas de las árboles, fue entonces que pensé, «¡al fin, allí estás!».
Seguí subiendo otro tramo, hasta llegar un punto en el que el camino simplemente desapareció y entonces vi un camino empedrado que subía a mi derecha, era el camino a la torre, me bajé de mi bike y comencé a caminar, el ascenso era pesado, entre los zapatos de contacto, las piedras e ir empujando la bici hizo que ese tramo final de si acaso unos 200 o 300 metros se me hiciera pesado, al fin vi la torre y dejé la bike en un árbol para no llevarla hasta arriba.
Al llegar arriba logré ver la hermosa vista que me estaba aguardando, desde ese punto podías ver todo a tu alrededor, sobrecogedora esta vista, hizo que el esfuerzo valiera la pena, tomé un leve descanso de un par de minutos y entonces decidí que era momento de regresar, me aliviaba un poco que ahora bajaría todo lo que tuve que ascender para llegar a la Torre San Miguel, éste es su nombre oficial.
El descenso fue vertiginoso, tardaría unos 20 minutos en descender lo que me tomó poco más de una hora cuesta arriba. Iba muy atento para ver cuál era el punto donde tienes que desviarte a tu derecha para ir hacia la torre, y fue entonces que llegué a una puerta que en mi descenso había visto y que nunca creí que ese fuera el camino que debí de tomar previamente. Unos 10 metros adelante de la puerta estaba la intersección con el camino ancho y allí había un anuncio que indicaba, «Cerro San Miguel» por la derecha, esta es la marca que se debe de seguir y así evitar perder la ruta adecuada.
Ya estaba de regreso en el camino ancho y fue entonces que comencé a recordar que ahora el camino iría de nuevo cuesta arriba, recordaba que no era demasiado el ascenso, pero al ir ascendiendo y ver que la subida no se acababa no me pareció tan corto, al final pude ver que fueron 8 kilómetros de ascenso, mismos que me hicieron sudar, para este momento el sol ya pegaba de forma considerable y mis piernas comenzaron a fatigarse, estaba pagando un poco el haber ido a la torre y haberme perdido.
Al fin vi el ocho y medio y agradecí estar en este punto, solo me quedaría el descenso que me llevaría a postes y con lo que se finalizaría mi odisea.
El día de hoy quedará guardado en mi memoria por los encuentros con un venado, coyote, gato montes y ardilla, que por cierto la ardilla no me escuchó al ir pedaleando y se quedó a un costado del camino y cuando me vio a un metro de ella, se espantó y de pasó me espantó a mi también.
La próxima semana estaremos buscando ir a torre 1 y torre 2, esto con miras a en un futuro hacer el reto tres torres, el cual consta de subir a las tres torres de vigilancia.
San Isidro Mazatepec - Diarios de Bicicleta
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